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El órgano construido por Gabriel Blancafort para la Sala de Cámara del
Auditorio Nacional de Música de Madrid, e inaugurado en enero de 1991



Punto de Órgano

Para Órgano


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Comentario


Con el nombre de "punto de órgano" (o, mejor, point d'orgue, pues es sin duda la locución francesa la más divulgada y empleada internacionalmente) se designan tres diferentes hechos musicales que, aun gozando de cierta autonomía per se, se hallan indudablemente relacionados y deben probablemente su origen a un mismo factor, del que progresivamente fueron disgregándose: Así, y en primer lugar, se designa en francés a lo que en castellano llamamos "calderón" (o signo que, colocado encima o debajo de una nota, prolonga indefinidamente su duración e interrumpe momentáneamente su pulso); en segundo lugar, se designa así a la llamada "nota pedal", cuyo origen, con el nombre de "punctus organicus", habría que situar en los organa (tipo de composición de una primera etapa de la polifonía que, en los siglos XII y XIII se caracterizaba por estar constituida por largos fragmentos de música en valores breves, sobre sucesiones de valores extremadamente largos del tenor litúrgico que servía de base). Por último, una acepción más reciente del point d'orgue, muy relacionada con la primera, es la de la "cadenza" o "fermata" que los intérpretes improvisaban en aquellos puntos de la composición marcados por el signo del "calderón" arriba mencionado.
Como se verá, en ninguna de estas tres acepciones corrientes se hace referencia alguna al instrumento órgano en sí. Mi deseo al escribir Punto de Órgano, compuesta en 1990 por encargo del INAEM para ser estrenada en la inauguración del órgano de la Sala de Cámara del Auditorio Nacional de Música de Madrid, fue el de dar cita a los tres significados -distintos, pero no distantes- del término en una breve pieza para órgano, gracias a la inocente pero eficaz plurivocidad que la locución proporcionaba. Pieza breve, de alrededor de diez minutos de duración, pero no por ello fácil para el intérprete, ni mucho menos tampoco para el oyente -a causa de una considerable complejidad formal, algo aligerada por la presencia recurrente de diversos elementos-, aunque confío en que estas breves notas contribuyan a una cierta ayuda en la audición. Naturalmente, las tres acepciones básicas del "punto de órgano" arriba referidas son las protagonistas de la pieza -notas y sonoridades sostenidas, fermatas, pedales de todo tipo...-, para cuya ejecución, por otra parte, se hace necesaria una cuidada y difícil registración, con el fin de obtener la mayor riqueza tímbrica y dinámica del instrumento, que hubiera sido imposible sin el espléndido savoir faire de Presentación Ríos, dedicataria de la obra, y a la que considero co-autora de la misma en ese sentido, y a cuyo cargo corrió su estreno, en la Sala de Cámara del Auditorio Nacional de Música de Madrid, el 7 de enero de 1991.

La organista Presentación Ríos

El 10 de diciembre de 1999, la organista Montserrat Torrent programó Punto de Órgano para cerrar el concierto inaugural del órgano de la Catedral de la Almudena de Madrid.

El órgano construido por Gerhard Grenzing para la Catedral de la Almudena de Madrid




Grabación


Grabación estreno: Presentación Ríos

Primera página de Punto de órgano



Críticas



Mundos sonoros
Por Enrique Franco
(Crítica publicada en el diario "El País". Madrid, 9 de enero de 1991)


Quienes no conocieran bien a Presentación Ríos (Melilla, 1951) se llevarían anteayer una sorpresa por su actuación en el órgano de la sala pequeña del Auditorio, un instrumento bellísimo en el que Gabriel Blancafort ha puesto lo mejor de su saber. La Ríos es una organista consumada y una música de categoría, dueña de una gran imaginación. No se trata sólo de la manera interpretativa, sino de la creación de mundos sonoros renovados cada vez gracias a la elección y combinación de los registros. Con gran capacidad para mantener la continuidad rítmica y expositiva y, a la vez, para sostener los ligados más idóneos, toda la actuación de la joven figura del órgano español fue una larga suma de atractivos. No ha de extrañar el triunfo logrado desde que la concertista atacó la Entrada de clarines hasta que cerró su programa con Passacaglia y fuga en do menor, de Bach. Entre una y otra obra, el genio de los Aguilera, Cabanilles y Bruna en un conmovedor Tiento. Tras un ejemplo de Buxtehude y un preludio coral de Bach, Ríos ofreció la obra de estreno, encargo de la Orquesta Nacional a José Luis Turina (1952). Desde su primera obra, Turina se reveló como un dominador de la técnica hasta el punto de sugerir algo en lo que, de entrada, no creemos: la técnica como inspiración. No basta estudiar seriamente, como ha hecho Turina, para que, de manos a boca, se exhiba tal precisión en la escritura, semejante realización de lo que se desea decir para comunicarlo siempre con las soluciones exactas.
Punto de órgano denomina su autor a su pieza y en el término asume sus tres significaciones históricas: la de calderón (en francés, "point d'orgue"), la de pedal o "punctus organicus", y la de cadencia con carácter improvisatorio. Pero, a mi entender, la mayor incitación del órgano para Turina ha residido en su talante sonoro, en las posibilidades de sus diversas registraciones, en el juego, bien aprovechado por el compositor, de muy varias densidades y coloraciones. Así, Ríos se encontró con lo que más podía desear y la obra triunfó en medio de un repertorio que a los talentos y saberes apuntados añadía los de Brahms, César Franck y Schumann.
En resumen, un gran concierto, una demostración de las altas calidades del instrumento recién inaugurado y un éxito claro de Ríos y Turina.



Solemne inauguración del órgano de la Almudena
Por Leopoldo Hontañón
(Crítica publicada en el diario "ABC". Madrid, 11 de diciembre de 1999)
Inauguración solemne, en primer lugar, por el hecho mismo de que la capital de España se enriquezca, con ella, con un nuevo órgano, y de la categoría del presentado ayer tarde en la Catedral de la Almudena. Así de sencillo. Luego, claro, por cuanto ha rodeado a esa inauguración: la presidencia eclesiástica del acto, asumida por el Cardenal-Arzobispo de Madrid -que lo clausuró con justo y breves palabras de gracias, dirigidas las terrenales en especial a la Fundación Caja Madrid y al maestro organero Gerhard Grenzing-; la civil, por la Infanta Doña Elena; y también por el hermoso espectáculo de ver avanzar hacia la entrada de la Iglesia una cola inmensa de personas ávidas de no perderse lo que intuían como una "premiere" histórica.
Por lo que a mí toca -situado a propósito en un extremo del crucero menor de la Iglesia, es decir, en el lugar menos directamente receptor del sonido-, puedo hablar de lo que me ha parecido una acústica francamente buena, transmisora de una sonoridad del instrumento limpia, neta, pero también redonda. Si se me apura, hasta demasiado redonda -sin perjuicio de las explosiones sonoras, advertidas especialmente en el Punto de órgano de José Luis Turina que cerraba el programa-, aunque nunca difuminadora de lo conceptual y suficientemente discriminadora de "expresivos", "trompeterías" y "pedales". Claro es que a tener esa impresión también podían contribuir -y no es censura, sino todo lo contrario-, las características ejecutoras y de pensamiento, tan admirables como personales, de esa grande de la interpretación española toda que es Montserrat Torrent. La gran Montserrat fue dignísima introductora del nuevo formidable trabajo de Grenzing y de su equipo, con un programa que, entre nuestros Francisco Correa de Arauxo y Turina, atendía también a Bach, a Mendelssohn y a Franck.



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(Partitura sin marcas de agua disponible en www.asesores-musicales.com )