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Francisco de Quevedo Villegas (1580-1645)
Retrato atribuido a Juan van der Hamen (1596-1631)
Instituto Valencia de Don Juan, Madrid



Retruécanos (Estudio para cuerdas)

Para orquesta de cuerdas


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Como en obras anteriores que son fruto de mi interés por el lenguaje y la traslación musical de algunas figuras retóricas -como los hipérbatos en Musica ex lingua (1989) y los Tres sonetos (1992), o los Seis metaplasmos (1990)-, Retruécanos vuelve a ese paralelismo en un intento de aplicar musicalmente el juego de inversión de los términos de una proposición o cláusula en la siguiente, para que el sentido de esta última forme contraste o antítesis con el de la primera (el ejemplo más citado es el de los dos célebres versos de la Epístola Satírica y Censoria contra las costumbres presentes de los castellanos escrita al Conde-Duque de Olivares, escrita por Francisco de Quevedo en 1625:

¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?

Buscando ese juego, Retruécanos se estructura en dos secciones de proporciones similares, en las que el material de la primera, repartido de forma muy diferenciada entre un grupo de instrumentos solistas y otro con carácter de ripieno, como si de un "concerto grosso" se tratara, se invierte en la segunda sección, provocando de ese modo un a modo de "retruécano" musical.
Para llevar a cabo esa idea planteé Retruécanos como un estudio para un grupo de 32 instrumentos de cuerda (10 violines I, 8 violines II, 6 violas, 5 violoncellos y 3 contrabajos), divididos generalmente en dos grupos: el grupo-figura y el grupo-fondo. En la primera sección, el grupo-figura adopta la forma de coral, a base de una secuencia homofónica tonal de acordes cuatríadas que es interpretada en forma de "ripieno" por el grueso de la orquesta. El grupo-fondo, por su parte, se caracteriza por secuencias atonales a cargo del resto de los instrumentos de cuerda tratados como solistas, cuyos elementos van creciendo progresivamente hasta totalizar la secuencia completa. A medida que los diferentes versículos del coral en que se articula el grupo-figura van terminando, los instrumentistas de cada sección orquestal van incorporándose al grupo-fondo, ampliando el número de solistas y progresando paulatinamente del agudo al grave. De ese modo, la sección termina sin grupo-figura, con tratamiento solista de los 32 instrumentos de cuerda.
La segunda sección invierte los términos, como si de un retruécano se tratara, al asumir el grupo-fondo las armonías tonales, que son adaptadas a los giros melódicos crecientes de los solistas, mientras que el grupo figura, manteniendo su carácter coral homofónico, se mantiene continuamente en una secuencia de acordes cuatríadas claramente atonal. Siguiendo el mismo procedimiento constructivo que en la primera sección, la segunda termina con un divisi de los 32 instrumentos de cuerda tratados como solistas.
Por su especial fisonomía, y teniendo en cuenta además que cada uno de los 32 instrumentistas debe tocar con su propio particella, no compartiéndose atriles, la interpretación de Retruécanos permite diversas disposiciones de la orquesta:

1) En el escenario de un teatro o auditorio convencional, con un atril para cada músico, y colocada la orquesta en cualquiera de las disposiciones convencionales de una orquesta de cuerdas (p. ej., de izquierda a derecha: violines I, violines II, violas, violoncellos y, tras ellos, los contrabajos; o bien: violines I, violas, violoncellos, violines II y detrás los vontrabajos; o cualquiera otra de similares características), con el director en su lugar habitual.

2) En el escenario de un teatro o auditorio convencional, con un atril para cada músico, pero con los instrumentistas mezclados libremente -al azar o a criterio del director (colocado éste en su lugar habitual)-.

3) En un espacio diáfano y amplio (sin distinción entre zona de escena y zona de público, y sin asientos para éste), que permita que cada instrumentista disponga de su propio atril y se encuentre situado a una distancia del más cercano que permita que el público pueda transitar libremente entre ellos durante la interpretación. La colocación será determinada al azar o a criterio del director, pero en todo caso éste deberá ocupar un lugar bien visible para toda la orquesta.

La idea base de Retruécanos nació -como la de otras obras recientes- en una jornada de trabajo en la Domus Municipalis de Bragança que tuvo lugar el 2 de mayo de 2013, si bien su realización quedó pospuesta hasta febrero de 2014, quedando terminada la partitura en agosto de ese mismo año. Dedicada a Pilar Sanz, Retruécanos no ha sido todavía estrenada en el momento de redactar estas líneas (marzo de 2021).


Primera página de Retruécanos



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(Partitura y particellas sin marcas de agua disponibles en www.asesores-musicales.com )