Elige lo que quieres ser

Colaboración publicada en edición 2007-2008 de la Guía completa de Carreras Universitarias y Formación Profesional Elige lo que quieres ser (Jdej Editores, marzo de 2007)


La elección de la composición musical como actividad profesional prioritaria no fue, en mi caso, consecuencia de una vocación inicial orientada a esa dirección, sino más bien resultado, mitad fortuito, mitad deliberado, de la imposibilidad de llevar a cabo una carrera como intérprete (violinista, concretamente) que, por iniciada a una edad tardía (diecisiete años ya cumplidos), llegó enseguida a su tope máximo de desarrollo, muy lejos de lo que hubiera sido deseable alcanzar. Con una vocación musical ya firmemente decidida, ello me obligó a orientarme hacia disciplinas menos centradas en el esfuerzo físico, y entre la composición, la musicología y la dirección de orquesta no tardé en inclinarme por la primera, en la que ya desde mis primeros, aunque tardíos, pasos en la música había encontrado un gusto más que evidente.
Treinta años después de haber optado por esa orientación profesional, he de reconocer que veo la trayectoria de un compositor como un camino apasionante, por cuanto contiene de realización máxima de las diversas inquietudes artísticas y personales, pero de una aridez y una soledad tan tremendas que lo hacen desaconsejable si no está respaldado, no ya por unas capacidades básicas mínimas, sino por una auténtica disposición vocacional que permita superar las muchas horas de soledad creativa que su realización implica.
La creación de una obra musical puede dilatarse en el tiempo durante muchas semanas, meses e incluso años, según su envergadura, y exige un grado máximo de concentración que implica muchas renuncias. Se trabaja en ella no sólo en el momento de escribir, que puede estar ser más o menos sujeto a un horario y una disciplina cotidianas, sino mucho más en el continuo acto de pensarla, que no conoce tiempo y que con frecuencia lleva a encontrar soluciones en los momentos más insospechados.
Una actividad apasionante, en cualquier caso, cuyo disfrute merece la pena vivir a fondo, pero siempre con la fe necesaria para superar sus muchos sinsabores y contrariedades, porque sus frutos sólo se recogen, con buen hacer y suerte, a medio o largo plazo.

José Luis Turina.
Compositor. Premio Nacional de Música 1996
Director artístico de la Joven Orquesta Nacional de España desde 2001

Marzo de 2006